Por un lado, se debatió mucho en torno a la suma de dinero que implicaba la compra.
Lo cierto es que la inversión en elementos para garantizar la Educación Sexual Integral en todos los niveles educativos no debería ser considerado un gasto innecesario.
Por otro lado, este acontecimiento nos hizo pensar sobre la necesidad también de invertir en elementos que aporten herramientas no solo para saber poner un preservativo. Los penes de madera son elementos que se distribuyen en centros de salud hace años y sirven para enseñar a poner correctamente un preservativo.
Pero la ESI es mucho más que eso: incluye la discusión de información sobre otras formas de prevenir enfermedades (por ejemplo en el marco de relaciones sexuales no heterosexuales), el conocimiento del propio cuerpo, el respeto de las identidades diversas.
Lo que este debate ha dejado en evidencia es que la Educación Sexual Integral sea una realidad y que eso implica mucho más que la compra de penes de madera.